Fromm (19)

2018jun
La lectura de Fromm 1964 permite aproximarse a la comprensión de determinadas dinámicas internas que explican la conducta de algunas personas que antes nos resultaban incomprensibles.


Ya, gracias a los conocimientos básicos del psicoanálisis (psicología dinámica, psicología profunda), podíamos situar estas conductas o dinámicas de funcionamiento, observadas en interacciones y situaciones muy diversas.

¿Cómo se explicaba el sadismo de personas que disfrutaban metiéndose con otros más débiles, en un aparente juego entre jóvenes? ¿Cómo podían darse aquellos comentarios, por parte de una persona que dirigía a un equipo, en un programa de tratamiento educativo-terapéutico: "A mí me mandan a los que no valen para nada"? ¿Cómo fue posible aquel juego con tanto disfrute, viendo como se machacaba al otro, regodeándose en su victoria? ¿Cómo se explican la actitud y situaciones, en formato de críticas agresivas desapegadas, por parte de un socio que debiera apoyar al cien por cien, mucho más dada su posición de aprendizaje? En estos casos se dio una especie de transformación, emergió la cara b, una cara desconocida. Gracias al conocimiento disponible se identificó la activación de los aspectos inconscientes de corte sádico perverso desapegado, como mecanismo proyectivo.

Viniendo más hacia aquí, estaría la observación directa de pequeñas situaciones muy reveladoras. Esas sonrisas cínicas y actitudes críticas con el que estaba remando con fuerza, para sostener el barco en un momento difícil de empresa. Las alianzas negativas para aprovecharse de un horario, salían antes, por decisión propia y sin ningún contraste. La posición pasiva abandonada ausentista, la pasivo agresiva reactiva, la pasivo dependiente acomodada.

Por desgracia, son muchísimas las situaciones que permiten visualizar estas dinámicas negativas. 

Es decir, la lectura de Fromm no hace más que girar en torno al núcleo temático específico del "mundo interno" (Tizón 1982). Esas partes de sí que se activan en un momento dado, o que son la dinámica habitual de funcionamiento de algunas personas. Esta teoría explicativa permite comprender a fondo esos aspectos clave, ya sean reactivo-situacionales o más estructural-profundos, es decir constitutivos, caracteriales.

De estas lecturas tenemos que extraer el núcleo teórico explicativo específico, lo malo es que hay mucho que desbrozar. Las fuentes primarias fueron el proceso de formación-aprendizaje-estudio continuo, así como en el de desarrollo profesional a través de la formación base de especialización, sobre todo del aprendizaje directo por gestión compartida con Díaz 2002-2005, las lecturas clave específicas y, también, la participación en un ciclo de seminarios (EPGA 2004-2005).

En esos procesos de profundización logramos entender un poco más esta dinámica psíquica del mundo interno. Otra fuente principal fueron las comprensiones derivadas del análisis de situaciones clave, pudiendo entender lo que estaba pasando, para un afrontamiento y gestión adecuada, escapando de las dinámicas de juegos psicopatológicos y pudiendo también resignificar experiencias vividas.

Una vez que estamos dentro de una situación específica, no queda más que sortearla de la mejor manera posible, para salir indemnes; si podemos evitarla por ser innecesaria, mejor; si no nos interesa para nada, ¿para qué vamos a tener que soportarla? En el caso de estar expuestos, inmersos, solo podemos gestionarla, surfearla, manejarnos (vs manejar); sabiendo que si se dan esas dinámicas negativas es que forman parte, son, están.

Es decir, cuando en una interacción dada se producen este tipo de dinámicas marcadas por el desapego y la crítica agresiva larvada, si tenemos que afrontarlas porque forman parte de estructuras de pertenencia, será necesario conocerlas, tenerlas perfectamente identificadas, situarse constantemente, como un buceador que va a estar en un lugar con riesgo y ha de gestionar en todo momento una serie de parámetros que le permitirán salir airoso (logrando el objetivo y sin daño).

El propio Freud y sus colaboradores, seguidores fieles (como tantos otros), fueron víctimas de lo que constituía el núcleo teórico técnico de su Escuela. Así, acaban mal, en su necesidad, deseo, impulso de ser, sin quedar aniquilados por la teoría ortodoxa regresiva. Las tendencias al autodesarrollo, no son alentadas por los fundadores, más bien todo lo contrario, generan fricciones graves y son interpretadas como ataque nuclear (al núcleo), generando defensas identitarias regresivo narcisistas (en el sentido fromniano).

Cínico-Sádico-Perverso: tres palabras que encierran perfectamente el todo de este núcleo temático, que constituye una teoría básica explicativa. Perversión, más bien instinto, impulso sádico, por disfrute, o por reacción. Primero sadismo, que es una perversión, y define al cínico.

Esas tres palabras encajarían a la perfección en las dinámicas observadas en determinados casos clave. Se convirtieron en conceptos clave perfectamente descriptores de personas y situaciones específicas. ¡Qué cínica!, ¡qué perversa!, ¡qué sádica!

Conocer la estructura, naturaleza interna e interaccional de esta dinámica, es esencial para la autogestión, para el asesoramiento, basado en la compresión, enfoque, acción estratégica, dinamizadora, correctora, de reestructuración y capacitación.

Estamos ante la psicodinámica, y sociodinámica, que configura una estructura funcional específica. Dado que todos tenemos esa capacidad reactiva, o algún grado (bajo-medio-alto) de constitución caracterial, y tenemos que afrontar las partes del otro u otros, es esencial entender y saber manejarse y manejar estas dinámicas intrapersonales e interpersonales.

Instintos básicos que pueden ser estructurales y/o reactivos, dinámicos estructurados o episódico situacionales.

Cuando se da activación psicopatológica: peligro, estado de alerta. Así, 2003 era zona-etapa de máximo riesgo por hiperactivación. Veíamos que éramos nosotros los que estábamos en el ojo del huracán, en el núcleo del agujero negro, en el punto de mira, chivo expiatorio o cabeza de turco. Al tomar posición abierta a favor del compañero perseguido, pasamos al lado de proyección sádica persecutoria. Sobre todo, desde su integración y explicitación, puesto que ello supuso la polarización, él pretendía una movilización constructiva sin entender la dinámica social específica (sociopática). El hecho fue que, en esa dinámica social, se visualizaba la psicopatía de base.

Cuando se perciben, visualizan, identifican este tipo de dinámicas hay que regirse por los principios de protección. En esta activación se establecieron conscientemente estrategias internas que se reflejan perfectamente en estas expresiones: "El primero que se mueva pierde", "Es que no se sabe cómo piensa", "En boca cerrada no entran moscas", "Es que yo, a él, no le puedo hacer nada", "No nos irás a hacer daño", "No le pidáis más", "Ni tocarlo".

Las claves: *no decir absolutamente nada de nada; *centrarse totalmente en la tarea; *todos los amigos sabían lo que estaba pasando (apoyo sociopersonal); *asesoramiento profesional; y *todo apuntado en papel.

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