Factor Perversión (47)

2019feb
Perverso Estructural o Reactivo. 


Instinto, Impulso, Necesidad; Perversión: de Objetos, de Fines. 

Necesidad de Egolatría, deseo de ser, fantasía de reinado: Construcción faraónica del mausoleo, templo, pirámide, apertura de programas, centros, proyectos; no para el fin real, sino para satisfacción personal, para nutrir su necesidad, deseo, fantasía. En la foto: satisfacción plena (buscadores de medallas). 

El "malo", maligno: Es consciente pero no le importa, es más, le satisface, pues en esa consciencia disfruta, sabe, se recrea. Esa es la mente del perverso. Sabe que puede, que tiene permiso, que lo perdonarán, sabe de la vulnerabilidad de la víctima, de su capacidad de seducción, de inducción. Usa el momento clave, la oportunidad, el día. 

Sabe y Hace: Fetiche-Objeto, Acción-Conducta, Deseo-Satisfacción. Impulso-Compulsión-Persecución-Agresión-Aniquilación. "Me la hiciste, me la pagas". Piensa: "es mío, es para mí, va a ser mío"; "Desde hoy, es para mí, es su consagración para mí".

Lo sabe, se lo prohiben y, se salta la norma. Es una persona que está encantada de que los otros se desquicien, y de que exploten, porque es gracias a ella; a ella, no le va a pasar nada, pues tiene todo el control

La estructura de personalidad perversa, o mejor la persona con estructura perversa de la personalidad, sabe, es consciente, se recrea, domina, ningunea, mangonea y eso es su disfrute. Ve al otro fastidiado, pasándolo mal, retorciéndose y eso es su gozo. Es su objetivo, su objeto, su juguete, su fetiche. 

Él, era su objeto de satisfacción, nutrición, sentido; él la plenificaba. Ella era su consagrada. Se dejaba llevar por sus emociones, sus ideas y pensamientos, por sus normas, órdenes y mandatos. Aquellas eran acciones, decisiones, medidas perversas. Pensadas, orquestadas, para extinguir nuevas propuestas.

Antes de esa decisión, expusimos tímidamente el potencial de aquella tarea-proyecto. Seguro que, ahí, fue donde se activó lo paranoide. Esto hay que controlarlo, no se le puede dar carta blanca –pensaría–. Ella, sabía de esta idea, de este sentimiento. Captaba y se dejaba influir por los comentarios de su amado. Por ello, también permitía, y disfrutaba, de la actitud socarrona de su esbirro, cuestionando, desprestigiando. También permitía el ensañamiento, y se ensañaba con los débiles. Sabía de las malas artes, de las formas de acción, medidas del jerarca, para presionar, controlar, castigar a los disidentes. Ella sabía que aquello no estaba bien, que tenía otros fines, pero era el deseo del amado. A la vez, le producía la satisfacción del mediocre que ve cómo aniquilan, ningunean, desprestigian a su competencia, rival, a quien, por el simple hecho de ser, cuestiona su posición, capacidad, inteligencia. 

No se alegran del éxito del otro, pues pone en evidencia su mediocridad. El progreso cuestiona irremediablemente. 

La perversión de quien sabe y niega, por sus propios intereses. De quien utiliza medios para sus fines, a pesar de las consecuencias.

¿Cómo fue posible que los maestros del psicoanálisis nunca hablasen de esta estructura? ¿Cómo, conociéndola, aguantaron la locura persecutoria y sádica? También tenían su lado perverso. Querían trabajar ahí porque así podían verificar sus teorías; primaba la verificación sobre las necesidades del puesto, de las personas, de las funciones. Pero, la verdad era que tenían que buscarse la vida para tener una fuente de ingresos. A la vez, precisaban de un lugar donde poder expresar su identidad profesional. Se atrevían a decir la teoría, sin consciencia de que quien escuchaba podría ser afectado dramáticamente. Insistían en hacer partícipes de reuniones y encuentros, sabiendo de lo agreste situacional, y a pesar de las resistencias del otro

Acallar a la víctima: "No irás a hablarle mal de nosotros". "Cámbialo de profesional". Aquellas risas ante los informes. Tergiversación de mensajes. La utilización de "Ya lo hablé con ellos", para apoyar y justificar sus objetivos; no importa si le aniquila esta decisión, pero "yo quiero hacer esto, te necesito", y lo disfrazan como que "es bueno para ti", lo venden, persiguen, obligan, maltratan.

Manipular, Chantajear, Tergiversar, Mentir para sus fines-objetivos-necesidades. 

Vender por interés, o para salvarme yo: Negar al otro, negar la verdad de la víctima. Le llaman trascender. Lo saben, saben que eso no es bueno, pero no lo dicen, no echan un capote, salvo que peligren sus intereses, entonces sí, rápidamente. Pues, en ese momento peligra la homeostasis.

Perversión sexual verbal sádica: La persona es su objeto-fetiche. «Mía». La usa a su antojo, cuando quiere; para satisfacer sus necesidades, deseos, fantasías. Cosificándola, maltratándola, como medio de satisfacción de su tendencia-instinto-impulso-deseo perverso. Donde el contenido no verbal, verbal, conductual; las acciones, actos, actuación; son de corte sexual sádico; llenas de agresión, de maltrato. 
Los Elementos: persona, vestido; celebración, fiesta, gran día; frases, palabras, símbolos; representación; el elegido, el selecto; actúa, es, ejerce.

Lo más Perverso: El disfrute sádico y cínico. Donde el fin y los medios son el puro placer, disfrute, goce. No es para nada más, es por puro juego, para satisfacer ese instinto. Cuanto más retorcida es la situación, más satisfacción. 

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